La Presentación

Una de las situaciones de mas expectación y emoción durante los primeros tiempos como inmigrante es cuando vienen a visitarte tus familiares. En mi caso, fue la confirmación de que tome una decisión correcta. Sobre todo, porque esta fue una decisión de vida adulta, tomada casi enteramente por mi, sin injerencia de mi familia.

Cuando mi mama y mi abuela arribaron a Montreal, lo primero que me dijeron fue que estaban sorprendidas del trato deferencial que recibieron en la aerolínea y en el aeropuerto. A pesar de las zancadas de la sobrecargo que llevaba a mi mama al ritmo “frenetico” característico de las mujeres de aquí, me contaron que su amabilidad y su buen trato, a pesar de la barrera idiomática, fue de primera.

Entre las cosas que mi mama valoro muchísimo, fue la tranquilidad, la serenidad y el silencio que rodea a mi nuevo entorno. Pudieron pasear todos los días por los alrededores de mi casa y mi mama que es muy osada, a pesar de no hablar francés ni ingles, se las ingenio a base del lenguaje universal (el de las senas) y un poquito de ese ingles que se le ha pegado por tantos anos de televisión por cable, pudo hacer mercado, tomar café, almorzar en restaurantes.

Mi mama consiguió Montreal espectacular. De hecho, mas bonita de lo que a mi me parece, porque me gusta mas el orden anglo de Toronto. Lo que si puedo decirles, es que constate junto a ellas el carácter abierto y latino del montreales, que pareciera que lo reservan solamente para la primavera y el verano. Por el contrario, me dijo que Toronto no fue de su agrado, por lo parecida a Caracas. No se si por lo de los edificios, etc.

Para finalizar, solo me resta agregar dos cosas: la primera, que el momento mas doloroso que pase, fue el fin de semana completo de su partida. Porque estuvimos llorando todo el fin de semana y la ultima, que mi abuelita me dijo muy circunspecta, un dia en la cocina: “hija, si te devuelves para Caracas, es porque definitivamente estas loca”

Mision Cumplida!