Sobre la Mesa de Noche

Este Post estaba "Engavetado" y me parece que merece la pena ser publicado, para poder entonces hacer mi mesita de noche montrealesa. Que de paso, ya tiene libros ;)

Empecemos porque para mí el término es un eufemismo. Para mí las mesitas de noche, son inútiles, tal como lo dice el refrán.

Gusto mas bien de una buena lámpara de lectura (tomar nota mental para que me instalen la mía) y prefiero el papel que el e-book, aunque me vine apertrechada con muchos. No hay placer mayor que acostarse con un libro. Bueno, eso es también una exageración. Pero un buen libro es como las buenas conversaciones, que aunque el sueño nos agote, no podemos dejarlas.

Prefiero los libros de bolsillo, no solo por el precio, sino por comodidad. No te preocupas si se te mancha o si la lluvia le agranda las esquinas, aunque para mí un libro -pobre o rico de cuna- es SAGRADO.

Cuando se presta un libro, no se sabe quien es mas tonto: el que presta o quien lo devuelve.

Me he conseguido algunos tontos que me han dado un par de libros y tonta y generosamente he perdido otros en pos de la ley de la energía circulante: da y recibirás.

Celebro las Editoriales Españolas, todas esas que me han entretenido a lo largo des esta vida.
Me maravilla Taschen por su versátil colección de literatura de arte, arquitectura y fotografía, de mis predilectas.

De unos y otros para mí en mi mesa de noche (que ya dije que es virtual) están:
- Gabriel García Márquez: 100 años de soledad, el General en su Laberinto
- Mario Vargas Llosa: La fiesta del chivo
- Matilde Urrutia: Mi vida junto a Pablo Neruda
- Mario Benedetti: El amor, las mujeres y la vida
- Mario Puzo: Omertá
- Noah Gordon: El médico
- Francisco Herrera Luque: En la casa del pez que escupe el agua
- Aristides Rojas: Crónicas de Caracas (hay una edición de lujo con fotos antiquísimas! me enamoré)