Y no es una fama "ganada". Es verdad.
Son sopotocientos festivales en el año, no importa que haya nieve, llueva, truene o relampaguee.
Es genial, porque aunque en una encuesta entre mis amigos, todos concordamos que no son las fastuosas megaproducciones que nos imaginábamos antes de venir, inmensas, que espelucan. No. Son más bien sencillas, muy a la latina, con su desordencito, su c*** c*** de siempre, su colita. En fin. Pero eso no es todas las veces. Porque asi mismo como hay cola para entrar a un espacio a ver una presentación, puedes pararte en medio de la calle a disfrutar un superconcierto y tomarte una cervecita. Y ahí es donde yo suspiro y me digo: WAAAAOOOOO!!! Esto es parte de lo que quería vivir cuando decidí inmigrar.
Y hoy quiero contarles mi experiencia en el 29 Festival de Jazz de Montreal
La mayoría de los grupos han repetido al menos una vez en la escena Montrealesa. Todos son de alta calidad y con una puesta en escena y sonidos de muy buen nivel tomando en cuenta la escena abierta que es compartida en al menos 5 tarimas. Es necesario hacer casi un pronóstico hípico para poder cuadrar una buena semana de música repartida en demasiados lugares y a veces hay que investigar, meterse en youtube e indagar quien es más interesante para ver que otro.
Para que se den una idea del evento
Otra cosa hermosa, es la participacion activa del publico, en este mural obra del artista Armand Vaillancourt. Se trataba de dejar volar la imaginacion dejando un mensaje de paz para el mundo. Y en el se ve la radiografia de lo que es montreal en una sola palabra: diversidad.
De las dos agradables sorpresas que me lleve en esta oportunidad son: La Zikabilo y The Blinds Boys of Alabama.
De lo que me arrepiento: de no haber ido al concierto de Gilberto Gil.
2 comentarios:
Hermana que buenas fotos acuáticas!!!
Usted es una Sensei en el asunto!!!
Hoy te llamé para saber de tí... te dejé mensaje... Llámame!!!
que molleja de perdia estais
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