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Es sentir el silencio en una vía de alto tránsito. Es sentir el calor del asfalto, los perros corriendo, los niños divirtiéndose. En mi camino, ya los tenía contaditos, los puestos de bebidas para el calor, el jugo de naranja, las flores, las tortas, todo...
Mi ruta abarcaba generalmente unos 8 kms de caminata, quizás un poco más. Si mi stress era demasiado, completaba el paseo subiendo a Sabas Nieves o sentándome un rato en la Quebrada Quintero.
Con orgullo puedo decir que estas piernas me llevaron hasta lagunazo, un punto más arriba del Hotel Humboldt. Y que también conocí el estribo de duarte, la quebrada de chacaíto, los venados, clavelito, llano grande, sabas nieves, quebrada quintero, quebrada paraíso y la piedra del indio. Subí muchas veces. Y baje tanta otras feliz, cargada de la energía de la montaña.
Probé el papelón con limón, los jugos que no cuelan y sin azucar añadida de los muchachos del quiosquito de madera y los heladitos de mora del puesto de guardaparques.
Jose Manuel, me regaló este paseo, por el cortafuego, entrando por La Florida, desde el distribuidor de la cota mil y caminamos al oeste hasta pasar por debajo de las líneas del teleférico para luego caminar al este hasta llegar más arriba del tanque de sabas nieves. Cabe decir que relatado de esta forma no puede comprenderse, pero rodeamos 3 cerros antes de comenzar a bajar. Caminé por senderos angostos y donde el único sonido era el de nuestros pasos. Yo me reía un poquito nerviosa pero ciertamente Jose se conoce esos caminos, hasta una guía del ávila tiene que es una hermosura, con todos los senderos descritos.
Aqui les dejo el video de este paseo. Yo le dije a una pareja amiga, que a mi Canadá me va a entrar en el alma por su geografía. Y ya lo está haciendo. Pero eso es tema para otro post.
Es bueno de vez en cuando tener NOSTALGIA, porque significa que también allí, fui feliz.
Y sí, mucho.